Un halo es un efecto óptico que usualmente se ve en lugares fríos como Alaska, los polos o en zonas donde se están desarrollando tormentas o mal tiempo. El halo está causado por partículas de hielo en suspensión en la troposfera que refractan la luz haciendo un espectro de colores alrededor de la luna o el sol.
Por lo general hacia adentro tienden a tener colores rojizos mientras que hacia afuera cuentan con amarillo, verde y azul claro o simplemente puede parecer un arco iris.
Dentro del halo, el cielo parece ser más oscuro que fuera de él. Los halos son anillos de color blanco o de una tonalidad pálida que se forman alrededor del Sol o de la Luna. En este caso el mecanismo físico que los produce tiene que ver con procesos de reflexión y refracción en los pequeños cristales de hielo que constituyen las nubes altas de tipo cirros. El tipo más común es el generado por procesos de refracción en cristales de hielo hexagonales. En este caso el diámetro del círculo que forma el halo es tal, que si uno apunta con un brazo en la dirección del Sol (o de la Luna) y con el otro en la dirección de cualquier punto del halo, el ángulo entre los brazos es 22°.
En la tropósfera están casi todos los fenómenos meteorológicos. En ésta capa suceden los cambios climáticos; además, se alojan en ésta zona casi todos los tipos de nubes. La tropósfera se hace cada vez mas fría con la altura, y en su límite superior, aproximada a 10km, la temperatura es de -60ºC. Esta capa contiene partículas de polvo y cristales de sal marina, elementos indispensables para la formación de las nubes.